Organizar mi casa fue una experiencia intensa, difícil a momentos, me hizo cuestionarme muchas cosas, ¿para qué o por qué tenía lo que tenía? ¿Por qué seguía guardando cosas que ya no me hacían ningún sentido? Organizar me ayudó a aprender no solo de orden, sino también y principalmente de desapego. De liberar espacio para que lleguen cosas y experiencias más bonitas. “Organizar la casa, organiza también la cabeza y el corazón” me decía Susan.
Estoy muy agradecida de la experiencia, no solo he podido utilizar mejor los espacios, sino que también he podido disfrutarlos más, compartirlos con otros. Lo que más me gusta es que no es algo momentáneo, sino que es fácil que pese a utilizar el espacio, todo vuelva rápidamente a estar dispuesto dónde debe ir, seguir el sistema.
Creo que todos deberían pasar por una experiencia así, mirar y mirarse en un espacio, para gozarlo cómo cada uno merece.
Valeria
No solamente queda un espacio organizado a nivel visual, que da placer, sino que también todo el proceso tiene un sentido según la utilidad, categorías de las cosas y haciendo el ejercicio de analizar lo que tenemos y por qué lo tenemos.
Además, agradezco haber organizado mi Bodega porque me ayudó a través de este proceso a cerrar una etapa de mi vida de la cual me había mantenido alejada.
Daniela
Al terminar la organización de la mudanza, nuestra casa se sentía en armonía, cada cosa tenía su lugar lo que facilita nuestro día a día. La forma de trabajo es estructurada, además de que va dándole utilidad a lo que pensamos que ya no sirve, enseñándonos reutilizar y darles una segunda oportunidad a las cosas.
En resumen: un trabajo eficiente, ordenado y muy gratificante cuando ves los resultados
Randy y Dayana
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